domingo, 25 de diciembre de 2011

El "General Invierno"


Para los franceses en 1812, también para los alemanes en 1941, e incluso para muchos otros, Napoleón y Hitler fueron vencidos por el "General Invierno" un mito que de tanto repetirlo se ha convertido en una verdad, pero a medias solamente, porque esas potencias occidentales "invencibles" fueron humilladas por "inferiores" soldados rusos que supieron, cómo pelear esas guerras.

Napoleón en 1812

Las fuerzas principales de Napoleón comprendían no menos de 378 mil hombres que quedaron disminuidas a la mitad durante las primeras ocho semanas de invasión, antes que ocurriera la primera batalla de importancia. La reducción de fuerzas se debió especialmente por la necesidad de proteger los centros de suministros con tropas que iban quedando a retaguardia, también por enfermedades, por deserciones y por varios miles de bajas causadas por escaramuzas y enfrentamientos poco importantes. En Borodino, Napoleón pudo disponer de 135 mil hombres y perdió 30 mil en lo que se considera una clásica victoria pírrica después de adentrarse unos mil kilómetros en hostil territorio enemigo. La secuela fue, la ocupación del desguarnecido Moscú y el posterior abandono casi inmediato de la capital rusa, concluyendo en una retirada humillante. Pero Napoleón fue un genio militar que había previsto lo que acontecería, por esa razón evitó utilizar a la Guardia en Borodino, fuerzas con las que podía haber cambiado el curso de la batalla y haber salvado miles de vidas, porque el corzo sabía, que necesitaba a esas tropas intactas para proteger la retirada. En cuanto al clima, el 19 de octubre de 1812 comenzaron las heladas y 5 de noviembre cayeron las primeras nevadas.

Hitler en 1941

En 1941, el plan de Hitler también se desmoronó antes de que el invierno llegara. Estaba Hitler tan convencido de la victoria, antes de comenzar la operación, que no tomó las precauciones para una extensa campaña en invierno. Sus ejércitos sufrieron más de 374 mil bajas -cerca de 23% de su fuerza de 3.200.000 hombres- durante los cinco primeros meses de invasión. Hitler no escuchó a sus generales antes de la operación, oficiales que lucharon en ese frente durante la Primera Guerra Mundial, ni escuchó las recomendaciones que le daban en plena campaña, antes de que el invierno llegara. El 27 de noviembre de 1941, el General Edouard Wagner le infamaba que "Estamos al borde de consumir todos nuestros recursos, tanto de personal como material y estamos a punto de enfrentarnos a los peligros del invierno." Los alemanes no tenían fuerzas suficientes y esto se confirma leyendo las propias Instrucciones del Führer, quien mediante órdenes directas cortantemente movía brigadas y divisiones, de un lado a otro del frente, tapando los huecos y reforzando aquí y allá, debido a la escasez de hombres y material en los tres Grupos de Ejércitos.

Los planes de Napoleón y Hitler, fracasaron antes de la llegada del invierno, pero hay que reconocer, que los estragos causados por el hielo y la nieve contribuyeron a agravar los problemas y a aumentar las bajas.

El medioambiente en la estepa rusa

El medio ambiente en esas latitudes subárticas son un factor importantísimo a tener en cuenta en operaciones militares como las emprendidas por Napoleón y Hitler: frío extremo; mantos de nieve muy profundos; días muy cortos; en ciertas zonas, densos bosques de coníferas; escasa densidad de población (pocas posibilidades de encontrar cobijo en edificaciones existentes); pocos y malos caminos.


Similitudes entre 1941 y 1918

Muchos de los problemas en el combate que la Wehrmacht encaró en el Frente del Este durante el invierno de 1941-1942, reflejan las mismas experiencias encontradas durante la Campaña de Arkhangelsk, durante la Primera Guerra Mundial entre 1918 y 1919. Los alemanes pagaron un precio muy alto por haber ignorado las enseñanzas obtenidas en esa y otras operaciones en las regiones subárticas, tanto en 1918-1919 como en 1812.

Exceso de confianza

El General Dr. Waldemar Erfurth precisó en sus memorias, que antes de 1941 el Estado Mayor General nunca se interesó en la historia de las guerras en el norte y este de Europa. No se estudiaron las guerras de los rusos contra los suecos, fineses y polacos a pesar de haber sido publicadas en alemán. La vieja generación, se había conformado con estudiar a los países fronterizos con Alemania y por tanto, las regiones más alejadas eran desconocidas para el soldado alemán.

Efectos de la nieve

La altura de la nieve en el área de Moscú-Leningrado según el General Emerenko fue de 70 cm a 1,5 metros. Tal cantidad de nieve dificultó la marcha de las tropas alemanas, pero también lo hizo con las tropas rusas. Al menos en Demyansk, la nieve impidió que las tropas alemanas cercadas fueran aniquiladas por los rusos quienes se vieron impedidos de poder continuar el ataque.

La terquedad de Hitler

El exceso de confianza de Hitler le hacía pensar, que en otoño finalizaría la campaña en Rusia y que podría retirar dos tercios de las divisiones manteniendo el resto como fuerzas de ocupación en Rusia. La ropa de invierno, en número suficiente para satisfacer las necesidades de sólo un tercio de las fuerzas, llegó demasiado tarde debido a las enormes dificultades que la Wehrmacht experimentaba con el transporte. El 30 de noviembre, von Bock le informaba al Mariscal de Campo von Brauchitsch, que los abrigos de invierno para las tropas no habían llegado y que la temperatura era de -45°C.

Tres semanas después el General Guderian le informaba a Hitler que la ropa de invierno no había llegado a sus unidades y que había perdido más del doble de sus hombres debido al congelamiento, que debido a las acciones del enemigo. Esa conversación obligó al Partido Nacionalsocialista a iniciar una recolección de abrigos, en especial mantas y esquíes en las ciudades alemanas. Mientras tanto, las tropas en el Frente del Este se veían forzadas a quitarle la ropa a los cadáveres enemigos y a improvisar botas y otras medidas de emergencia.

Las bajas por congelamiento

Al finalizar el año, la Wehrmacht sufrió 100 mil casos de congelamiento, más de 14 mil con necesidad de amputación y al finalizar ese invierno las bajas alemanas sumaban 250 mil, con más del 90% por casos de congelamiento de segundo y tercer grado. A eso se sumaron miles de casos de neumonía, gripe y pie de trinchera.

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