En el caso
de precipitaciones, la reducción de la visibilidad puede ser debido, a las
gotitas de agua, y a las partículas de hielo. Algunas veces los dos tipos de
hidrometeoros se producen simultáneamente.
La
visibilidad durante la lluvia depende a la vez de las dimensiones de las
gotitas y de su número en un volumen de aire dado. La lluvia débil afecta poco,
pero una lluvia moderada reduce, en general, la visibilidad a un valor
comprendido entre 3 km y 10 km. Durante fuertes lluvias puede reducirse la
visibilidad hasta un valor comprendido entre 50 m y 500 m.
Con
llovizna, la visibilidad depende de la intensidad y puede variar desde 200 m
hasta menos de 50 m.
La nieve
reduce la visibilidad más que la lluvia. En caso de nieve moderada, la
visibilidad se reduce habitualmente a menos de 1 km. Con una fuerte nevada, la
visibilidad puede variar desde 200 m hasta menos de 50 m.
El viento
puede influir en la reducción de la visibilidad levantando la nieve del suelo,
sobre todo cuando está seca y en polvo, provocando una ventisca. La reducción
de la visibilidad a causa de una ventisca es, pues, más frecuente por la baja
temperatura, en las latitudes elevadas.
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