Las tormentas pueden producirse en diversas
situaciones sinópticas. Las condiciones iniciales favorables para su formación
son:
A) presencia de aire húmedo en un gran espesor de la
atmósfera;
B) una atmósfera inestable para el aire saturado que
se extienda hasta grandes altitudes;
C) un potente mecanismo que fuerce el aire a elevarse
a grandes alturas.
Las tormentas pueden formarse en el interior de una
masa de aire. A éstas se las conoce con el nombre de tormentas de masa de aire.
El mecanismo que provoca el movimiento ascendente puede ser: la ascendencia
orográfica, la convección o los movimientos ascendentes extendidas.
También pueden producirse tormentas como resultado de
la interacción de dos masas de aire: son las tormentas frontales. En este caso,
la ascendencia puede originarse por la llegada de aire frío que se desliza bajo
una masa de aire cálido y húmedo, o por el paso de este aire cálido y húmedo
por encima del aire frío.
Algunas veces, la ascendencia del aire húmedo
inestable puede producirse por la combinación de varios procesos. La
ascendencia por sí misma tiende igualmente a reforzar el gradiente vertical de
temperatura y, por lo tanto, favorece el desarrollo de las tormentas.
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