Hay controversias sobre las condiciones climáticas en Rusia en el invierno de 1941-1942. El General von Bock, comandante del grupo de Ejércitos Centro, dice en su diario que el 5 de noviembre de 1941 la temperatura bajó a -29°C y Albert Seaton dice que el 24 de noviembre estaba en -30°C. Por su parte el General Zhukov dice que en noviembre las temperaturas en Moscú se mantuvieron estables entre -7° y -10°C. Otros informes del servicio de meteorología ruso dicen que en noviembre de 1941 las temperaturas en el área de Moscú fueron de -17.3°C. Otros informes indican temperaturas de -40° y al menos uno de -53°C.
Hay que tener en cuenta que los valores absolutos de temperatura son irrelevantes porque un soldado vestido inadecuadamente de hecho puede sufrir de congelamiento a temperaturas apenas inferiores a -10°C.
La altura de la nieve en el área de Moscú-Leningrado según el General Emerenko fue de 70 cm a 1,5 metros. Tal cantidad de nieve dificultó la marcha de las tropas alemanas, pero también lo hizo con las tropas rusas. Al menos en Demyansk, la nieve impidió que las tropas alemanas cercadas fueran aniquiladas por los rusos quienes se vieron impedidos de poder continuar el ataque.
El exceso de confianza de Hitler le hacía pensar, que en otoño finalizaría la campaña en Rusia y que podría retirar dos tercios de las divisiones manteniendo el resto como fuerzas de ocupación en Rusia. La ropa de invierno, en número suficiente para satisfacer las necesidades de sólo un tercio de las fuerzas, llegó demasiado tarde debido a las enormes dificultades que la Wehrmacht experimentaba con el transporte. El 30 de noviembre, von Bock le informaba al Mariscal de Campo von Brauchitsch, que los abrigos de invierno para las tropas no habían llegado y que la temperatura era de -45º C.
Al finalizar el año, la Wehrmacht sufrió 100 mil casos de congelamiento, más de 14 mil con necesidad de amputación y al finalizar ese invierno las bajas alemanas sumaban 250 mil, con más del 90% por casos de congelamiento de segundo y tercer grado. A eso se sumaron miles de casos de neumonía, gripe y pie de trinchera.
El impacto de esas cifras fue enorme, aunque los soviéticos habían perdido 1 millón de hombres, entre muertos, heridos y capturados para diciembre de 1941, todavía eran capaces de obtener reemplazos de su enorme población asiática. Por el contrario, las bajas alemanas, al 26 de noviembre, fue de 375 mil muertos, perdidos en acción e incapacitados y eran irreemplazables. En abril de 1942, las pérdidas alemanas fueron de 625 mil hombres.
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