Las gotas de lluvia se deforman durante su caída,
tanto más, cuanto más grandes sean.
Esto explica el hecho de que no se observa arco iris
más que para ciertos tamaños de gotas. El arco iris resulta de la dispersión de
la luz visible del sol para las diversas longitudes de onda que comprenden los
colores del arco iris.
La dispersión resulta de la refracción y de la
reflexión interna de la luz solar en las esferas de agua. Sin embargo, más allá
de un cierto tamaño, las gotas dejan de ser esféricas, son un poco aplanadas
por debajo y la dispersión no se observa.
Incluso en el caso de gotas de lluvia esféricas, el
arco iris no se produce si son demasiado pequeñas. Cuando su diámetro es del
orden de algunas longitudes onda de la luz, son otros los fenómenos ópticos los
que se producen.
La caída de los hidrometeoros hacia la superficie
terrestre no puede producirse hasta después de la formación de las nubes en el
cielo. Estas nubes se forman cuando el enfriamiento del vapor de agua alcanza
el punto en que se transforma en gotas líquidas o en cristales de hielo.
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