Considérese
una parte de la atmósfera donde el aire no está saturado, es decir, que su
humedad relativa es ampliamente inferior a 100%. Supóngase que la temperatura
en la superficie es de 20°C.
Una
partícula de aire en estado de equilibrio en la proximidad de lo superficie
tiene la temperatura del aire que le rodea, es decir 20°C.
Supóngase
ahora que esta partícula sea desplazada hasta 1 km de altitud y que en el curso
de este desplazamiento la expansión sufrida sea adiabática. La partícula se
enfría.
En ciertas
condiciones atmosféricas puede ocurrir que la temperatura de la partícula a 1
km sea todavía igual a la del aire que la rodea. La partícula en esta nueva
posición estará de nuevo en equilibrio y no tenderá ni a alejarse de su
posición inicial en las proximidades de la superficie, ni a retornar a ella. El
equilibrio es pues indiferente.
Para que se
encuentre en estas condiciones, es evidente que el gradiente vertical de
temperatura debe tener un valor muy particular, en relación con el enfriamiento
adiabático seco, que es, aproximadamente, igual a 10°c por kilómetro. Es lo que
se llama el gradiente adiabático seco o en abreviatura, G.A.S.
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